Hay personas que tienden a negar la finitud de su existencia por miedo o desconocimiento a la muerte. Esto los coloca en una posición de negación de la naturaleza de los seres humanos. Sin embargo, hay sujetos que desde muy temprano desarrollan una conciencia acerca de la fragilidad de la vida.
Entonces, la muerte sería una de las miles incógnitas que mueve a los individuos en la búsqueda de alguna claridad al sentido de su existencia. El significado de la muerte nos sumerge en un profundo cuestionamiento de lo que es la vida, si las opciones escogidas han sido las mejores, o si se ha aprovechado el tiempo que se tiene en la existencia. Según Kübler-Ross, la conciencia de morir, es la clave para el crecimiento personal y el desarrollo del potencial humano, mientras que la negación es parcialmente responsable de que la vida sea vacía, sin propósitos.
Lo anterior evidencia que cuando no se sabe apreciar el valor de la vida y lo frágil y efímera que ésta puede ser, resulta fácil posponer las cosas para un mañana. Por el contrario, cuando se logra comprender la fragilidad de nuestra existencia, en ese preciso momento que aprendemos a crecer un poco más, para llegar a convertirnos en quienes realmente somos y relacionarnos con el resto desde nuestro verdadero yo.
Quién se enfrenta a una pérdida de un ser querido debe vivenciar un proceso de desapego con el objeto al cual se estaba vinculado, lo que puede ser una oportunidad de crear un espacio entre el dolor por la pérdida y el seguir llevando adelante el propio proyecto de vida y trascender desde el dolor de la ausencia. Es enfrentarse a una especie de crisis vital, ya que nadie es el mismo luego de haber perdido a un hijo, una pareja, una amistad, etc. Esto produce una ruptura con todo el sistema de creencias, además de modificarlo.
Algunos de los factores que influyen en cómo las personas enfrentan el duelo en torno a una perdida son: Relación con la persona fallecida: Cuanto mayor y más intensa sea la relación con la persona fallecida mayor será la respuesta emocional de la pérdida;
La forma de morir: En general una muerte brusca, inesperada supondrá una elaboración más difícil;
Personalidad: En general, las personas independientes, autónomas y con buena salud mental elaboran de mejor forma el duelo.
En cuanto a las etapas del duelo, se pueden identificar las siguientes:
- Etapa de Shock (conmoción): Sentimiento de incredulidad, reflejado por expresiones como “esto no es verdad” o “no me lo creo”. La persona funciona como si nada hubiera sucedido, aparece ante los demás como si aceptara la situación; o bien puede paralizarse, permanecer inmóvil e inaccesible.
- Etapa de rabia, agresividad: Esta fase es frecuente cuando se dirige la rabia hacia aquellos que se considera responsable de la pérdida y cuando se vuelve la agresividad hacia uno mismo (autorreproches, pérdida de seguridad y autoestima).
Etapa de desesperanza: El deudo va tomando conciencia de que el difunto no volverá, y experimente
Por: Karen Bárcenas
Psicóloga Clínica Universidad de Santiago