La “rubia debilidad” del Buenos Días a Todos encuentra en su estómago la fórmula ideal para sus tempraneros inicios de jornada, aunque reconoce que a veces levantarse a las 5:30 de la mañana no es tarea fácil. “Tengo dos despertadores: el celular y el otro clásico que uno le pega. Ese trato de que no suene porque levanta muertos, jaja”, confiesa.
A veces es tan buena onda que más de alguno incrédulo pone en duda que su personalidad sea así de alegre y positiva. Pero aunque Karen Doggenweiler entienda a los que no le creen, pone su mejor cara de seriedad para enfatizar que en ella no hay ni una pizca de falsedad en la pantalla.
“En el matinal resaltamos el lado más bueno a las cosas Y lo mismo que hago en la casa, lo replico en la tele. Siempre existe la legímita sospecha de que la gente de la tele es distinta en la realidad a lo que proyecta en pantalla. Pero en un programa de cuatro horas diarias al aire es muy difícil que alguien no se muestre como es: sería difícil fingir”, cuenta en entrevista con Portal Puente Alto.
-Tienes algo en común con muchas mujeres trabajadoras de Puente Alto: las levantadas tempraneras…
-Son todos los días a las 5:30 horas. Y de verdad cuesta mucho. Tengo dos despertadores: el celular –que a veces te juega malas pasadas con lo del cambio de hora y eso- y el otro clásico que uno le pega. Ese trato de que no suene porque levanta muertos, jaja. Pero a uno le da pudor decir eso de que se levanta tan temprano como si fuera algo terrible porque tengo muchas más facilidades que el resto: yo tomo mi auto, me voy al canal a una hora en que no hay tráfico vehicular, mientras hay gente partiendo a pata a sus lugares de trabajo.
-¿Cómo es un día tuyo, Karen?
-Me cuesta acostarse temprano. Mi casa funciona hasta más tarde: tengo una niña de 19 años, otra que tiene 11. A la mayor la voy a buscar al Metro todos los días: a las 20 o 21 horas. Son días intensos: después del Buenos Días a Todos hay reunión de pauta, siempre hay que grabar algo. En la semana es bien duro, pero el finde es sagrado. En general, trato que el sábado y domingo sean para mi familia, para estar con mi mamá, con mi hermana y sus dos niñitos y con mi suegra que es parte importante de nuestra familia, porque mi marido (Marco Enríquez Ominami) es hijo único.
CASADA CON LA COCINA
Más allá de su mediático matrimonio con el ex candidato presidencial Marco Enríquez Ominami, Karen Doggenweiler encuentra otro amor de fin de semana: la cocina. Allí sus maestros son los chefs del “Buenos Días a Todos”.
“Me encanta cocinar. Aprovecho los findes de replicar las recetas del programa. Las tengo en una carpetita y las hago”, cuenta.
-¿Cuesta asumir esa responsabilidad de ser la cocinera del finde?
-Tengo una mamá que es súper buena cocinera, una suegra que también lo hace excelente, así que la vara es alta. Pero me encanta que lleguen invitados a comer, agarro lo que hay en el refrigerador y lo hago. No me complico. Sé hacer empanadas, pastel de choclo, sé la diferencia entre el chancho en piedra y el pebre.
-No le contemos a Marco, pero tienes un amor oculto: la marraqueta
-Me encanta. En Chile se come mucho pan y me he dado cuenta que ese pan es súper sano en relación a otros. Por ejemplo, la dobladita es hecha en base a manteca y la marraqueta, por su lado, no tiene nada que envidiarle a esos panes con semilla en cuanto a lo saludable. O sea, empezar el día con una marraqueta, viendo el Buenos Días a Todos y con un triunfo de Colo Colo no tiene precio, jaja. Ahí sí que es crujiente la marraqueta. El desayuno de los chilenos cada vez se hace más imposible en familia.
Peludo despertar de finde
Otra de las facetas de Karen Doggenweiller es su amor por los animales. Y más específicamente por sus dos perros, Meo y Benito. Ambos recogidos de la calle y orgullosamente quiltros, viven adentro de casa y le recuerdan cada finde a la periodista que el dormir no es eterno.
“Igual me despierto algo más tarde, igual temprano para que los dos perritos (MEO y Benito) salgan a hacer pipí, porque ellos viven dentro de la casa igual que nosotros. Son ambos mestizos y adoptados, muy responsables, castrados. Son parte importante de nuestra familia”, narra.
Una vez que sus labores de madre canina la despiertan, Karen le hace un cariñito a sus amores humanos con el desayuno. “Me encanta salir de lo usual con palta o huevos, que en la semana se hace difícil disfrutarlos”, remata.
“El único estigma que debería cargar Puente es el de gente de esfuerzo”
Años en el Departamento de Prensa de TVN y su labor de rostro en el matinal han hecho que Karen Doggenweiler sea de constante vínculo con el pueblo. Y en esa cruzada, Puente Alto destaca entre sus comunas favoritas.
“Es importante la tribuna que uno tiene para hablar y terminar con la estigmatización que sufren zonas como Puente. El lenguaje es tan importante para terminar con los estigmas. Estamos en un Chile que debe trabajar para terminar con los prejuicios. Está en nuestras manos cambiar. Los puentealtinos son maravillosos. El único estigma que debería cargar Puente es el de gente de esfuerzo”, afirma.
Por ello su rol de comunicadora que da el vamos a cada día adquiere mayor importancia. “ Siento que mucha gente ve al Matinal no sólo como ayuda social o entretención, si no también como compañía. Nosotros decimos Buenos Días a Todos a las 8 de la mañana, pero en verdad ellos están en pie hace rato y en movimiento a esa hora”, cierra.