La pobreza de su pasado no pudo empañar la creatividad que vino a nacer casi en la cúspide de sus años. Las adversidades de una vida llena de sacrificios, no le robaron los versos que estaban ocultos en el fondo de su imaginario corazón.
Erasmo Domínguez de casi 80 años ha descubierto en la poesía un refugio y un oficio. Sus versos nos hacen un recorrido por las calles de Puente Alto, aquellas calles que han cobijado sus penas y alegrías. El poeta ha descubierto en nuestra comuna una fuente de inspiración, creándole poemas a cada rincón, plaza y población.
La historia de don Erasmo comienza en 1980, cuando llega vivir definitivamente a Puente Alto, a la Villa Nocedal. Es aquí, y movido por una fuerte inspiración en Dios, donde empieza a crear, sin jamás haber leído poesía, sin jamás haber estudiado.
¿Cuándo conoció Puente Alto?
Conocí Puente Alto el año 1950, a raíz de los viajes que hacía el trencito que salía de la Plaza Italia hacia donde está el Montserrat que está al lado de la Gobernación, ahí estaba antes la estación del tren. Después caminábamos cuatro cuadras para tomar otro tren hasta San Gabriel y ahí me enamoré de Puente Alto, al conocerlo en tren porque desde Rodrigo de Araya hasta Domingo Tocornal habían viñas y hoy, por Dios, que hoy cuesta encontrar una parra. Me vine a vivir a Puente Alto el año 1980.
Cuénteme cómo aprendió a leer a los catorce años:
Nací con una parálisis que hasta los once años arrastré, no teníamos los medios para acudir a la salud. Un día estaba con mi perrito y vi un espejo, me miré y dije: “Yo me voy a parar”, y a la edad de once años logré mirarme de píe en ese espejo. No me recibían en ningún colegio, entonces le dije a mi mamá que me internara en una escuela de la comuna de Hospital. Nosotros éramos muy pobres, éramos tan pobres que mis primeros zapatos los conocí a los catorce años. Recuerdo que en la escuela había una biblioteca y yo me paraba ahí y me ponía a mirar, no tenía idea de nada, y un día un compañero me dijo que él me enseñaría a leer. Tenía muchas ganas de aprender. Luego comencé a ir a clases, leía, y hacía mi vida de estudiante. Pero echaba de menos a mi mamita y quería irme siempre a Santiago, y nadie me llevaba, hasta que me arranqué. Sólo cursé dos años de estudios, aprendí a leer y me fui.
¿Cómo llegó la poesía a su vida?
Por ahí por el año 1997 iba saliendo de la iglesia a la que siempre asistía y sentí un clavado en la cabeza, como si me enterraran un fierro caliente y llego a la casa desesperado buscando cuaderno, saqué seis cuadernos y cada cosa que se me ocurría la escribía. El 27 de noviembre del año 1997 escribí mis primeros poemas.
¿En qué se inspira al escribir?
Siempre escribo sobre cosas sanas, de las aves, animalitos, hasta a las hormigas les tengo un poema y a las abejas también. Le tengo una historia a un perrito, me la imaginé y la escribí. Pero yo empecé escribiendo poesía cristiana, al amor, por ejemplo, comencé hace ocho años en el Parque Gabriela con un grupo de escritor, fui a pasear a la laguna y ahí me inspiré y escribí casi veinte poemas relacionados con el amor de pareja.
¿Por qué le escribe tanto a nuestra comuna?
Porque me enamoré de Puente Alto y yo quisiera quedarme por siempre aquí, pero mi sepultura la tengo en el Cementerio Metropolitano.
¿Cuál es su sueño?
Publicar un libro. Ahora estoy con este proyecto del CD con poesía cristiana, me gustaría llevarlo a las iglesias de la comuna. Tengo también otros trabajos que quisiera que se hicieran conocidos, sobre la tercera edad y cosas bonitas de Puente Alto.
Actualmente Erasmo Domínguez divide su tiempo en proyectos literarios y la presidencia del club de adulto mayor de la villa Nocedal. Junto con la productora Galan está grabando un CD con poesías cristianas, cuyo propósito será venderlas a las iglesias y así lograr el reconocimiento que desea.
Por: Valentina Deneken