Llevamos a la actriz al escenario de las emociones. Es que a la protagonista de ‘Los 80’ volvió a su Puente Alto natal y al colegio que más la marcó en esta etapa: El Joaquina de Vedruna. Allí conoció las tablas y la vocación por la actividad física. “Me reencontré con gente que me marcó y me inculcó muchos valores”, confesó emocionada.
En esta edición proponemos un ejercicio distinto: subirse al escenario de las emociones. Es que la etapa escolar nos marca a todos a fuego y eso fue precisamente lo que hizo con la actriz Loreto Aravena.
Puentealtina de cuna, la protagonista de series como “Los 80” y “Soltera otra vez” y cintas como “Fuerzas Especiales” y “No soy Lorena”, aceptó la invitación de Portal Puente Alto para volver al colegio. Fue precisamente el que la marcó más, el Joaquina de Vedruna, donde cursó toda su educación básica.
“Me produce alegría, nostalgia y me emociona. Es heavy porque estuve acá desde kínder. Son lindos recuerdos, igual que ver a mis profesoras. Gente que fue muy buena onda conmigo, que me marcó y me inculcó valores. Acá aprendí manualidades: sé bordar, tejer, pegar botones. Soy buena en eso y me encanta. Tengo paciencia y eso lo cultivé acá”, cuenta en una cita donde varias veces la emoción la llevó a las lágrimas.
-¿Cuánto marca en una persona la educación básica?
-Todo. Son los años más importantes de tu vida porque es donde uno aprende a vivir en sociedad. Y además potencian todos tus talentos: aquí descubrí el amor al deporte, el amor a las artes porque acá se hace el Cantar de Vedruna. Siempre fui de disfrazarme, de participar y siempre me inculcaron buenos valores.
-¿Cuánto de la Loreto Aravena actriz apareció en este colegio?
-Todo lo primigenio. Uno como ser humano siempre está buscando actuar, está jugando a ser otros y eso nace desde el juego con los niños. Los más pequeños siempre están jugando a ser piratas, a ser bomberos, a ser princesas. Y todo eso nació en los juegos en el bosque y los jardines. El bichito comenzó a picarme acá.
-¿Recuerdas de alguna obra en particular?
-Acá no hacía teatro, pero sí muchas presentaciones. Me recuerdo vestida de copihue, de mariposa, con mis mallas de colores, con la cinta y el balón. Siempre había presentaciones y eso hacía que uno tuviera que pararse ante mucho público. Ese aplauso me empezó a marcar.
UNA MATEA GIMNASTA
La nostálgica visita de la actriz puentealtina a su colegio natal nos lleva a la libreta de notas y una vocación que llegó para quedarse: El deporte.
“Era buena alumna. Lo fui en la básica y en la media. Con mi mamá hemos visto libretas de notas mías y eran súper buenas. Nunca tuve un rojo. En básica jamás”, confiesa con el pecho hinchado y la complicidad de su madre
-¿Tanto así?
– Creo que el primer rojo lo tuve como en octavo básico y fue porque no llevé una tarea. Fue una tragedia, me puse a llorar delante del profesor y me tuvo que cambiar la nota porque además llegó mi mamá con la tarea que había olvidado en la casa, le demostré que sí la había hecho y me pusieron un siete. En la media tampoco recuerdo un rojo.
– ¿Eras de las que sacabas la voz en el curso?
-Al principio era más tímida, pero el rollo de las presentaciones y el hecho de muchas veces ser protagonista de alguna danza me fue marcando. Me acuerdo de esas fotos de copihue en que o estaba disfrazada de eso y todas de algo distinto. Sentía que podía ser protagonista y eso me fue sacando personalidad. Quizás lo hicieron por lo mismo.
-¿Y tu faceta de gimnasta?
-Nació por segundo o primero básico. La profe de educación física nos hacía la clase y a las que veía más motivadas nos empezó a pasar a un grupo que se llamaba deportiva. Allí te enseñaban a usar caballete, trampolín, a usar implementos. Me gustaba mucho la gimnasia y me empecé a maravillar con este mundo. Al ver los Juegos Olímpicos y yo al verlas soñaba con ser gimnasta.
“Soy una orgullosa puentealtina del sector de la Papelera”
Ha destacado con luces propias en la actuación, siempre portando, orgullosa, la bandera de su comuna natal: Puente Alto. Es que Loreto Aravena no oculta sus orígenes y desde las luces de una gran carrera lucha contra la estigmatización, dictando charlas en colegios de comunas populares.
“Jamás me sentí discriminada por venir de esta comuna. No tengo problemas decir que nací acá, en el Sótero del Río, hospital del que soy hija ilustre. Lo digo a mucha honra porque creo que no se puede determinar a una persona por dónde nace o vive. Eso forma parte del clasismo chileno. Hay gente que eso le importa, a mí no. Esos valores me inculcaron en casa”, reconoce.
Y si la actriz no se arruga al hablar de sus orígenes, es porque en Puente atesoró momentos hermosos. “Soy una orgullosa puentealtina del frente de la Papelera, la Villa Porvenir. Un sector tranquilo donde jamás vi narcotráfico o violencia. En ese tiempo no estaba tan poblado así que teníamos un potrero gigante para jugar. Había pasto, un sauce, el río y era maravilloso que las vacas te comieran el pasto en la mañana”, agrega.
“Gracias a mi mamá llegué tan lejos”
Si las lágrimas afloraron varias veces en las mejillas de Loreto Aravena, en los ojos de su madre, Angélica Soto, llovió toda la velada en el Colegio Santa Joaquina de Vedruna. Es que en su hija tiene a su orgullo máximo, en un amor que se trasunta en las palabras de la actriz.
“Me encanta que mi mamá esté acá porque ella es la que hizo este tremendo esfuerzo para que yo esté donde estoy, por ella llegué tan lejos. Se levantaba a las 5 y media de la mañana a hacerme el desayuno e ir a dejarme a la micro”, rememora.
Y los recuerdos de la “Lore” se suben al transporte público. “Yo estaba en la universidad y tenía que estar a las 8 en punto en la puerta de la ‘U’. No había metro, entonces había que llegar al metro del paradero 14. Sólo una micro te dejaba allá. Tenías que tomarte dos horas y en la mañana sabiendo cómo es el taco. Si no tomaba la micro a las 6 de la mañana, llegaba tarde”, complementa.