Marcada a fuego por su paso por el reality “1810”, la actriz de nuestra comuna no le hace el quite a la marca, si no que la reutilizó para abocarse a su nueva pasión: sus monólogos en el stand up comedy. “No puedo obviar ese paso y tampoco que era gordita. La gente me reconoce por eso y sirve para mis rutinas”, cuenta.
Su aspecto actual saca suspiros, pero es gracias a una figura un poco más rellenita que Pamela Leiva se hizo conocida. Es que en el reality “1810” destacó por una participación que le sirvió para poner un pie en la fama, operarse para bajar esos kilitos de más y hoy devenir en una pasión nueva que la tiene saltando en un pie: sus rutinas de humor en el stand up comedy.
Pero la “Pame” no olvida sus orígenes y no sólo llevó la bandera de Puente Alto en el programa televisivo, si no que lo hace desde antes y más ahora. “Lo digo en todas partes: soy puentealtina. Hemos sido súper maltratados públicamente. Tengo amigos que cuando empezamos a crecer como comuna decían “soy de al lado de La Florida”. Yo soy nacida y criada acá, nací en el Sótero del Río y eso me enorgullece”, confiesa a Revista Portal Puente Alto.
Por eso aceptó el desafío de recorrer junto a nosotros la clásica Plaza puentealtina. Allí los recuerdos afloraron solos. “Yo nací en el Puente Alto donde aún se respiraba aire de campo. Detrás de mi casa corría un canal, había un tranque y era normal ir a pescar”, recuerda.
Y el centro de nuestra comuna terminó de encender su memoria. “Los domingos era clásico venir a la Plaza a tomar heladitos de máquina. Se te derretían y quedabas toda manchada. Después comprabas el pancito en La Chilenita”, agrega.
-¿Y cómo era esa Pamela?
-Siempre alegre y buena pa’ la talla. “Te vemos en la tele y es verte en clases tirando chistes y haciendo shows”, me dicen. Yo estudié en la noche y saqué el técnico jurídico. Trabajaba todo el día como nana cuidando una niñita en La Florida. Salía a las 17.30 horas y tenía que rajar al centro. Llegaba a clases a las 18.30 y salía a las 11. No llegaba a mi casa antes de 12.30 o 1 de la mañana, porque el pique era largo. Había que reírse.
-Tienes el humor de tu cuna puentealtina. Pero, ¿cuánto te ayudó el teatro?
-Todo. Tengo rutinas súper probadas pero no sé cómo estará el público. Te da el dominio y si el público no me acompaña, no puedo bajar la energía. Ser rápida e improvisar es gracias al teatro.
-¿Has utilizado el recurso de la “Gordita” Pamela Leiva, lo que quizás más recuerda la gente de tu época en 1810?
-Parto con eso mis rutinas. Es que no puedo obviarlo, la gente se acuerda de eso. “Tú eres la que era gordita”, “uh, que estás flaca”. Sería estúpido excluir eso de mi rutina. Y para que la gente empatice y sepa quién soy. Parto la rutina preguntando quién soy yo. E inflo los cachetes y pregunto si ahora sí que saben. Y hablo de las cosas que extraño de ser gordita.
-¿Cómo iniciaste en esto del humor?
-Me fue mal en una obra y no sabía qué hacer. Y un amigo se puso a administrar el restaurant Maldito Chef y me dijo que incursionarían en stand up comedy, claro que no me podía pagar, sólo mi consumo en comida y bebida, lo que no era poco porque es bien caro ese lugar. Acepté y me lancé. Después me fui ampliando como si fuera experta. Y hoy será profesora de stand up de la Municipalidad de Maipú. La gente comienza a reconocerme como humorista.
-¿Está en Puente el humor del chileno?
-El chileno es bueno pa’ la talla. Y el de provincia es picarón y nosotros en Puente nos queda algo de eso. Tenemos la mezcla perfecta de capitalinos y provincianos. El humor siempre se da a lo popular y esta comuna es popular. Ojalá se abra más el humor acá. Yo nunca he actuado en Puente y sería lindo hacerlo.
“Ser obesa no tiene nada divertido”
Tras su operación y cambio de talla a Pamela Leiva le llovieron piropos y hoy es otra. Claro que no olvida que tras cada “gordita” se esconde un drama que no es para la risa.
“Ser obeso no tiene nada de divertido. Yo puedo hacer humor de eso porque yo sé cuál es la delgada línea entre eso y transformarlo en burla. Lo sé porque lo viví. Jamás podría, por ejemplo, hacer humor de minusválidos porque desconozco el límite. Pero conozco dos minusválidos que sí hacen humor de eso y te cagas de la risa. Ellos te entregan la pauta”, confiesa.
Su lado cuequero: “Soy la más cuñada de todas las cabras”
Pero no sólo el humor sostiene la sonrisa de la “Pame”. La cómica también dio rienda suelta a su pasión por la cueca a través de “Pamela Leiva y las cabras cuñás”, su grupo de cuecas.
“En esta vida no hay imposibles y a mí me gusta la cueca para cantarla y bailarla. El destino me juntó con amigos cuequeros. Y armamos un grupo donde las voces femeninas son las que le dan importancia. Somos siete. ¿Y por qué el nombre? Es un juego de palabras… y yo soy la más cuñá de todas mis cabras, jajajá”, confiesa.
Y a la agrupación llegó sólo con las ganas. “Les aclaré que no soy de familia de cueca, sólo sé que me gusta y me lo tomo con la mayor seriedad”, agrega.