Tras su retiro de las canchas, Fernando González decidió acercarse a la comunidad y específicamente a Puente Alto. Con la Fundación que tiene su nombre llevan el tenis a los más pequeños de la comuna.”Hoy llegamos a 300 niños, pero ojalá eso crezca”, asume.
Mientras todo Chile extraña la derecha letal de Fernando González y alegrías como las tres medallas olímpicas que le dio a nuestro país, lo que menos hace el “Bombardero” es pensar en los tiempos en que vestía de corto.
Es la nueva versión del “Feña”, que hace dos temporadas colgó la raqueta con una masiva despedida en Puente Alto y que con 34 años todavía sigue siendo apasionado, aunque ahora ocupa el freno de mano. Lo hace, al menos, cuando juega al tenis con sus amigos, como el ex futbolista Nicolás Córdova, que justo está en cancha para su entrevista con Portal Puente Alto.
“¿Lo viste jugar alguna vez al Nico? Anda bien. El otro que juega harto es mi amigo actor Fernando Godoy (famoso por su personaje de Nachito Larraín). Tienen buenos golpes, pero no siempre me exijo a fondo, para que sea más justo. A veces se ponen buenos y hay que apurarlos, jaja”, cuenta “Mano de Piedra”, quien hoy ocupa el tenis para devolver gentilezas después de tantas alegrías. Y lo canaliza a través de una Fundación que funciona en Puente Ato.
-¿Qué te llevó a transmitir tu deporte favorito a tantos que te admiran?
-Es una inquietud que siempre tuve. Si soy la persona y el profesional que fui es gracias al tenis, que siempre me generó cosas. Y no hablo de cosas materiales, si no que una formación que me permite impulsar que muchas personas hagan deporte. Independiente de si se dediquen al tenis a o no, pues emprenden algo que los lleva a una vida sana, valores y una linda entretención.
-¿Cómo ha sido la llegada de la Fundación en la comuna?
-Nos tiene muy contentos. Son alrededor de 300 niños que están practicando tenis entre 6 y 10 años en cinco colegios. Tenemos un equipo de trabajo muy cerca de ellos con 15 profesores y yo que estoy ahí cada vez que puedo. El tiempo no es mi mejor amigo, pero intento visitarlos seguido, juego con ellos y comparto. Los chicos saben que fui tenista, pero mi misión es decirles que fue una opción de vida, que resultó pues fue mi trabajo, pero aunque no lo hubiese sido, fue una fuente para manejar emociones, enfrentar momentos difíciles y estar equilibrado.
-¿Qué se le puede decir a esos chicos que están en la encrucijada de ser o no tenista?
-Creo que la vocación y la pasión es lo más importante, pues hoy la gente se mueve más por el dinero que por la pasión. Ahora es también importante la convicción de querer ser.
-¿Sientes que con iniciativas como la tuya se acerca un tenis que tiene fama de elitista a una comuna popular como Puente Alto?
-Esa es la idea. Para mí esas barreras cada vez se han ido derribando más. Lo más importante es ir acercando a jóvenes y niños al tenis. Para mí es otra ciudad por lo gigante que es, por algo es la comuna más grande. Hay un niño de 12 años que es campeón de Chile. Es de Puente Alto y de apellido González. ¿Sentirá mucha presión por eso? No creo, si no la mitad de Chile la sentiría… es un apellido muy común, jajaja.
-¿Cuál es tu sueño con Puente Alto? Ya tienes muchísimos niños…
-Pero me gustaría ampliar mi llegada a la comuna. Ya estamos en cinco colegios (San Gerónimo, Chiloé, El Volcán, Las Palmas y Padre Hurtado) con un máximo de 60 niños que tienen buenas notas y se portan muy bien. Llegamos a los colegios con todo: pelotas, raquetas y todo. Pero queremos más, ojalá complementarlo con una escuela para los que están ansiosos de llegar al profesionalismo y tienen las herramientas.
-¿Quedarías contento con que un niño puentealtino llegara al profesionalismo?
-Me encantaría. Sería como ganar un Grand Slam, jaja. Pero no me vuelvo loco. Prefiero formar grandes puentealtinos que tenistas de élite. Me motiva más que el tenis encante a los niños y que ellos se vayan a la casa hablando del deporte, de lo lindo que es y los valores que entrega.
“Al alcalde Codina le vendrían bien unas clases conmigo”
Si hoy el “Feña” se va a la red como un puentealtino más es gracias a una relación que nació producto del azar. “Fue un lindo accidente. Nos acercamos con el tema de mi despedida y yo tenía toda mi fundación hecha para hacer lo que estamos haciendo y se creó todo”, avisa de entrada Fernando González, junto con reconocer que encontró en el alcalde de la comuna, Germán Codina, a su mejor partner de dobles
“Él es muy jugado, cree mucho en el deporte y yo quiero trabajar con gente así: que sepa lo importante que es la actividad deportiva en la etapa formativa y en los niños. Estoy muy contento por lo que estamos haciendo, por la cantidad de niños que abarcamos y ojalá que esto sea como una bola de nieve y lleguemos a más menores”, agrega el “Bombardero”.
Y aunque Codina es el socio ideal generando deportes para su comuna, González cuente en broma que en la cancha no es lo mismo. “Peloteamos una vez en la inauguración del Complejo Amador Donoso. ¿Si me aguantó? Poquito, jajaja. Tiene que aprender más. Lo invitaría a mis escuelas, con todo cariño. Le vendrían bien unas clases”, cierra.
“No hay día en que me arrepienta del retiro”
Decir adiós nunca es fácil, pero cuando es entre amigos se hace más fácil. Por eso la multitudinaria despedida que Puente Alto le dio a Fernando González es una postal que el tenista aún no olvida. “Fue maravilloso, aunque la verdad es que nunca tuve grandes expectativas de lo que vino después del retiro. Lo importante que no hay día en que me haya arrepentido de la decisión que tomé. Para mí es importante que todo lo que viví no se diluya en el tiempo”, reconoce.
Y aunque cualquiera diría que su vida giró en 180 grados, el “Feña” asume los cambios no son muchos. “Ahora ando mucho más tranquilo, que no me estoy exigiendo al límite constante como cuando estás jugando. Físicamente estoy mucho más cómodo, compartiendo con la gente que se quiere”, agrega.
Pese a que no abandonó los aviones, ahora pasa mucho más tiempo en Chile. “Estar con amigos es algo que siempre me ha gustado y siempre he hecho. Pero ahora es al revés: antes estaba una semana y me iba dos meses y ahora estoy esos dos meses y me voy esa semana. Es una bonita variable”, cierra.