A sus 24 años, el “Ruso” es la gran esperanza de pugilismo nacional. Con la bandera de su Puente Alto natal siempre presente, el nacido en la Población El Volcán I no evade las dificultades de sus primeros años de vida y cuenta cómo el deporte lo enfocó para enrielarse. “Me metí en esto para sacar más cuerpo. Al mes tuve la primera pelea y gané por nocaut, sentí que tenía potencial y decidí tomármela en serio”, confiesa.
Aunque su pega es esquivar los golpes y tratar de noquear a su rival, Joseph Cherkashyn no le hace el quite a sus caídas y errores previos al triunfo más importan- te de su vida: ganarle la batalla a la adversidad. Porque el “Ruso” recorrió un largo trecho antes de descubrir lo que podía hacer el deporte por su vida y ver que el boxeo, precisamente, le enseñaría a no pegar de más.
“Cuando chico me gustaba estar peleando en la calle. Ahora no, sólo me enfoco en los estudios y entrenamientos. Siempre fui un tipo valiente sí, cuando había que pelear, peleábamos. Y en el ring es lo mismo, pero enfocado a la competencia”, cuenta el nacido en la Población El Volcán I, que narra su historia esperando inspirar a quiénes tienen potencial para el deporte pero prefieren la vida fácil.
“El boxeo me dio la fuerza para luchar contra la adversidad viniendo de un lugar difícil. Te entrega valores como respeto, voluntad y compañerismo. Agradezco haber optado por esta vía”, complementa.
Su perfil, eso sí, siempre fue un poco desordenado. “En mi etapa escolar estuve en la Escuela Maipo y cursé la enseñanza media en el Liceo Puente Alto (o el 115). Era pelusón, pero no tenía malas notas”, recuerda.
Tras salir de cuarto medio una decisión de peso cambió su vida. “El boxeo me llegó de suerte. Yo era puro carrete y quería sacar un poco más de físico porque pesaba apenas 60 kilos. Un amigo practicaba este deporte y me convenció de ir. Allí fue el profesor Juan Cares el que me hizo tomar las riendas. Al mes de práctica tuve mi primera pelea y gané por nocaut en el segundo round. Con eso sentí que tenía potencial y decidí tomármela en serio”, reconoce.
Corría el 2010 y con poco más de 18 años Joseph se dedicó a los guantes y a llevar la bande- ra de Puente Alto a los podios. “Me siento un abanderado de mi comuna. Siempre doy todo para representar a Puente Alto de la mejor forma”, cuenta quien agra- dece el apoyo municipal y luce orgulloso un bronce en los Juegos Odesur.
De sus primeros años únicamente quedan rasgos de su personalidad. “Sólo lo bueno para la talla. Mi vida es mucho entrenamiento diario en doble jornada. Después me voy a estudiar Educación Física en la Universidad de Las Américas y el fin de semana mi familia y mi polola Francisca ocupan mi tiempo. Ya no hay carrete, sólo sueños como una medalla panamericana y clasificar a los próximos Juegos Olímpicos de Tokio”, remata el “Ruso”.