Una de las enfermedades que más avanza en las sociedades industriales o en vías de desarrollo como Chile es la obesidad. Pero, ¿qué es realmente?, ¿sabemos cómo se manifiesta en el organismo?
Estamos ante una de las epidemias más importantes del siglo XXI. Sólo en Estados Unidos una de cada cinco muertes se debe a problemas asociados con el sobrepeso y la obesidad, manifestándose a través de infartos y disfunciones metabólicas potenciadas con factores de riesgo como la inactividad física, el tabaquismo, el sedentarismo y una deficiente alimentación, que ayudan a constituir un peligroso círculo vicioso cuando no se toman las precauciones.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) aconseja caminar sólo 20 minutos diarios (a ritmo de marcha) tres veces por semana para, al menos, controlar estos factores de riesgo. Personalmente creo que mejor sería la práctica de actividad física orientada y guiada por un profesional del ejercicio físico, aunque doy el mérito que la caminata en esas condiciones, ya sea por una plaza, un parque o en la calle, es mucho mejor que quedarse sentado en el living de la casa.
Uno de los aspectos más importantes en la obesidad es el sobrepeso abdominal. ¿Por qué? Pues se asocia a un mayor riesgo de tener infarto o algún problema de naturaleza cardiovascular. Adicionalmente, el perfil lipídico también nos permite cuantificar si la cantidad de grasa en nuestro cuerpo es la adecuada o en su defecto si la constitución de la masa grasa es riesgosa para nuestra salud.
Existe un colesterol bueno y un colesterol malo (se le denomina así a éste último en relación a si es dañino para la salud), siendo el colesterol bueno el HDL, y el que es dañino llamado LDL. Es importante que la cantidad de colesterol en el organismo nunca supere los 200 ml en sangre, pero mucho más gravitante es la relación HDL/LDL.
Por ello hay que tomar conciencia y disminuir nuestro riesgo, alimentándonos de manera adecuada, con la cantidad necesaria de vitaminas y sales minerales para el organismo, además de la composición equilibrada de carbohidratos, proteínas y lípidos o grasas.
También la actividad física constituye uno de los factores más importantes a la hora de controlar esta enfermedad o cualquiera de sus disfunciones asociadas como la hipertensión, las dislipidemias (alteración del colesterol en sangre) o la diabetes mellitus tipo 2 (la más asociada a sedentarismo, mala alimentación, etc).
Existen ejercicios físicos más beneficiosos que otros. Sin embargo, lo que nos interesa es que usted mejore su calidad de vida. En ese sentido, aconsejamos lo siguiente:
-Realizar ejercicio físico al menos 3 veces por semana (trabajo de fuerza en el gimnasio), caminar a ritmo de marcha unos 20 minutos al día, andar en bicicleta o si puede nadar dos o tres veces por semana.
-Tener una dieta equilibrada en proteínas, carbohidratos y grasas junto a vitaminas y sales minerales.
-Beber 2 litros diarios de agua natural.
– En lo posible, no fumar.
Por: Hugo Basaure Urzúa
Licenciado en Educación Física y Deporte
Profesor Departamento Deportes Facultad de Ingeniería Universidad de Chile
Máster en Alto Rendimiento Deportivo INEFC de Barcelona