Por: Karen Bárcenas
Psicóloga Clínica Universidad de Santiago
Una de las patologías más comunes en la actualidad desde el área de la salud mental es la crisis de pánico, cada vez emerge con mayor frecuencia en personas de diversas edades, se caracteriza por un miedo intenso que emerge de forma abrupta e inesperada, dicho episodio puede durar sólo minutos. Por lo general la persona que presenta una crisis de pánico tiene una sensación y/o pensamiento de muerte o de que algo malo le va a pasar.
Los ataques pueden emergen en cualquier momento y situación, aunque aparentemente no haya un estímulo externo que los gatille, generando en la persona un deterioro en su vida, puesto que se ve interferido el normal desarrollo de sus actividad cotidianas. Por ejemplo, puede dejar de salir de su casa, comenzar a faltar en el trabajo, dejar de asistir al colegio o a actividades sociales por el temor que representa para la persona la posibilidad de una nueva crisis.
El miedo es una de las emociones básicas en el ser humano, pero en algunas personas el sistema nervioso tiende a activar señales de alarma en momentos inadecuados, y en dichas personas la vivencia es de estar realmente amenazadas, experimentando algo parecido como un ataque al corazón o la sensación de “volverse locos”.
Según el DSM-IV, la sintomatología es: Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácico, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo), miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir, parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y escalofríos o sofocación[i].
Por lo general, las personas que sufren de Crisis de pánico presentan otras problemáticas como mal dormir, pesadillas en la noche, dolores corporales, cefaleas, dolores musculares, fatiga, tristeza, sintomatología depresiva, problemas de atención, concentración y memoria, pensamientos pesimistas en relación al futuro, agorafobia, entre otras.
Es por esta razón, que las personas que presenten esta problemática debiesen acudir a un profesional, con el fin de recibir un tratamiento oportuno, puesto que la crisis de pánico puede llegar a ser un trastorno invalidante, que interfiere significativamente en la estabilidad y en la rutina diaria de las personas. Además se sugiere realizar actividades extraprogramáticas como deporte, talleres, etc. con el fin de que la persona logre bajar los niveles de ansiedad, las técnicas de relajación también son recomendables frente a esta situación.
[i] Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los síntomas señalados, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 min,