Desde los inicios, las puentealtinas han manifestado preocupación por la acción social y asistencial. La Protectora de la Infancia fue una de las primeras organizaciones al servicio de la comunidad que tuvo Puente Alto, fundada por dos mujeres: Josefina Gana de Johnson y Emiliana Subercaseaux de Concha.
La sociedad Protectora de la Infancia fue fundada en 1894, con el objetivo de dar un hogar, alimento y cuidado a niñas y niños huérfanos de la Guerra del Pacífico.
Sus fundadoras, Emiliana Subercaseaux de Concha y Josefina Gana de Johnson, ayudada por la Madre María Luisa Villalón (superiora General de la Congregación “Hijas de San José”), abrieron un asilo en la calle Matucana 47, Santiago, con capacidad para 30 niños.
Hasta 1936, año en que se trasladaron hasta el Fundo Las Nieves, en la comuna de Puente Alto, con la finalidad de construir un inmueble con mayor capacidad e integrar a los niños y niñas al mundo agrícola.
El modelo educativo que tenía Protectora de la Infancia, comprendía siete años de formación, dividido en dos niveles: La escuela Primaria y La Escuela Profesional, pasando por cursos de agricultura, sastrería, zapatería, mecánica y carpintería y mueblería.
Entre las actividades educativas complementarias, se impartían; Conjunto coral, banda de guerra, exposiciones anuales de dibujo, educación física – contaba con dos equipos de fútbol y la revista anual de gimnasia-; curso de natación y excursiones al aire libre.
Les daban ropa, comida, una cama y todo lo que alguien que cursa su infancia necesita.
El sello de la obra, desarrollado en más de un siglo de existencia, se ha caracterizado por un profundo espíritu evangelizador y de servicio, acogiendo a los más necesitados, hasta el día de hoy.
El objetivo fundacional es, impartir educación de alta calidad en todos los niveles, prestando ayuda y asistencia a niños, niñas y jóvenes de escasos recursos.



Josefina Gana de Johnson fue una mujer de convicciones cristianas, muy religiosa, con un gran espíritu emprendedor y de trabajo.
En 1894, se conmovió por las informaciones de prensa de su época, que denunciaban hechos criminales cuya consecuencia eran tres niños huérfanos.
Junto a su amiga doña Emiliana Subercaseaux, una aristócrata de familia reconocida, fundaron una institución que se hiciera cargo de la infancia desvalida, y ese mismo año organizaron la Sociedad Protectora de la Infancia, hoy reconocida como Fundación Educacional Protectora de la Infancia.
Una mujer que en su época se destaca por su amor a Jesús y por su preocupación social, por los más pobres.