Se confirmó el cierre definitivo de Fliperín, que deleitaba a los puentealtinos desde la década del 70.
La pandemia del Covid-19 ha golpeado mucho a los comerciantes que no han podido abrir sus negocios y debieron bajar cortina. Así, cuando el paso de Puente Alto a fase de Preparación podría dar una luz de esperanza, el anuncio del pasado 21 de diciembre de las autoridades, sobre el retroceso de toda la Región Metropolitana a Transición, terminó con la esperanza de muchos.
Este es el caso de Fliperín, que desde marzo no ha podido atender a su fanaticada de los videos juegos y máquinas.
“Por la pandemia, el local se ha mantenido cerrado desde fines de marzo, porque no se ha podido atender. Dada la circunstancia que sigue hoy casi al año 2021, tampoco se ve muy claro que pueda seguir atendiendo, por lo que mi hermana Gloria (actual dueña del Fliperín) decidió cerrar el local, vender las máquinas y liquidar todo los juegos”, explicó Silvia Roubillard, la primera dueña del Fliperín.
Por este motivo, Silvia menciona que dar por finalizada la etapa del local en Puente Alto “da mucha pena, porque comencé yo con este local hace más de 40 años, y es bastante. Después lo siguió Gloria y realmente han pasado dos a tres generaciones entreteniéndose y pasando sus buenos ratos aquí. Fliperín y todos nosotros agradecemos mucho al público que fue muy fiel”.
Por su parte, Eliseo “Elio” Pino, fanático del Fliperín, comenta que desde que iba al colegio acudía al centro para entretenerse, por lo que dice que el cierre le genera Una gran tristeza. “Entrar y ver que está todo desmantelado, recordar que uno escuchaba la música de los juegos de baile y sabía que estaban los amigos en los videojuegos o conversando. Es una nostalgia enorme”.
Asimismo, “Elio” comentó que pudo quedarse con algo del local de entretenciones, pues “alcancé a comprar un mueble de los videojuegos de arcade, así que me llevo algo aunque sea”.
Ahora bien, lo que se planea hacer con el recinto es ocuparlo en otro tipo de negocio, ya que por lo mismo se está liquidando todo lo que contenía, para así dejar de pagar la patente de centro de entretenciones y darle una nueva utilidad al ahora ex Fliperín.